En el transcurso del tiempo vemos cómo el ser humano va mostrando cambios en todo nivel. Cambios en cuanto a intereses, actitudes, aptitudes, capacidades, creencias, mitos, paradigmas, modelos, en fin, un sinnúmero de manifestaciones que nos dicen que el mundo va cambiando constantemente. Tanto así, que físicamente ya no tenemos los rasgos que teníamos hace un siglo y el modelo de “belleza” física va cambiando también con el tiempo. Así mismo nuestros ideales van cambiando y tal vez…. Evolucionando.
Desde que nacemos, hemos venido desarrollando grandes capacidades que nos permiten abstraer y comprender un poco nuestro entorno. Venimos cargados de un potencial genético bastante marcado, donde las posibilidades de modificación son relativas y tal vez subjetivas, algunas no se pueden modificar pero es innegable el poder que ejerce el ambiente para “moldear” nuestra personalidad. Poco a poco nos vamos mostrando más definidos y así mismo nuestros intereses particulares se van definiendo y poco a poco vamos definiendo nuestros intereses.
La familia….
En una familia convencional, tradicional y tal vez funcional, se empiezan a percibir características muy parecidas en cuanto a la consecución de metas y a los ideales que se tienen. Es muy posible y se ha visto que los gustos y afinidades se van transmitiendo de generación en generación. Esto no siempre se da pero se ha demostrado que la constante persevera y que los que marcan la diferencia son menos. Los ciclos de repiten y las constelaciones familiares son evidentes.
La educación es fundamental para poder contribuir al desarrollo de ideales de un ser humano. Facilitándole herramientas que le permitan crecer en todo sentido para desarrollarse plenamente en su formación y actuar libremente en cuanto a sus intereses personales o más bien, en sus intereses de vida. El papel que juegan los educadores en este proceso es fundamental, entendiendo como educadores a todas las personas que han tenido que ver con nuestro aprendizaje, llámese profesor, padres, hermanos, familiares, cuidadores, amigos, etc. De todos estos aprendemos y tal vez tomamos una parte de cada quién para ajustarnos en nuestros ideales.Es por eso que el apoyo del educador marca tal vez definitivamente el proceso de formación en la niñez, adolescencia y juventud y todo esto se verá reflejado en la adultez. Pienso que la mayoría de personas que sobresalen por alguna actividad, se debe en gran parte al apoyo que tuvieron desde niños por parte de las personas responsables de ellos. Son muy pocos los que han surgido y han brillado sin apoyo alguno.
Nuestra vida es el ideal que se persigue, sí. Porque poco a poco vamos mostrando cuales son nuestros ideales y es por esto que luchamos, nos esforzamos, fracasamos, nos levantamos, nos cultivamos, nos mantenemos firmes en el mundo. Todos tenemos nuestros propios ideales, de ahí vamos creando grupos con alguna afinidad pero siempre seremos uno sólo, luchando por un ideal. Es por eso que debemos tratar de definir nuestros ideales porque ellos hacen parte de nuestra vida diaria, de nuestro quehacer y hagamos lo que hagamos seamos firmes en nuestras creencias y convicciones porque estos ideales tal vez son los que nos conducen a las metas. Sino tenemos metas tal vez nos tenemos motivaciones y así nuestra vida va pasando tal vez sin un sentido haciendo de ésta algo tormentoso y aburrido. No importa la edad, no importa cuando se empiecen a definir los ideales, no importa que creamos que ya no hay tiempo para luchar por ellos. Lo importante es hacerlo sea cuando sea. Así el tiempo y las oportunidades sean pocas pero luchar por lo que queremos porque eso hace parte de la vida y que mejor que morir con nuestros ideales firmes ¡!
Es sencillamente absurdo que hayamos venido al mundo sólo para suplir nuestras necesidades básicas y finalmente morir. Vinimos a algo, y ese algo es vivir, y ese vivir implica amar al prójimo, a la familia, implica sentir, estudiar, percibir todo lo hermoso, y en medio de esos procesos, surgen ideales, ideales que buscan simplemente ser feliz con uno mismo; y es como un círculo virtuoso, ya que al vivir encuentras ideales, y al encontrarlos estás viviendo con más intensidad, y así sucesivamente. Nunca debemos cansamos de aprender, y nunca debemos cansarnos de vivir.
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