Cómo olvidarme de aquel 8 de enero, día en que le declaré mi amor eterno y aunque ya lo había hecho otras veces, esta vez era especial, porque esta vez mi alma sabía que pronto iba a partir. La madre Maria Claudia, así se llamaba ella para todas nosotras y para toda nuestra ciudad, nombre que se había puesto el día en que se vistió de monja para servir a Dios por medio de unas niñas de un colegio y eso es un decir, porque la verdad es que le sirvió a Dios y al mundo entero de todas las formas posibles. La Madre se entregó en cuerpo y alma a todo ser que pasaba frente a ella, así con tanto amor y dulzura ella sentía compasión. y sentir esto no es fácil para todo el mundo. Pasé muchos años de mi vida en el colegio San José de Tarbes de Popayán, mi colegio; cuya insignia era la Madre Maria Claudia, ella lo era todo, sin ella el colegio no era lo mismo y eso pasó cuando la madre ya no pudo seguir atendiendo al colegio como siempre lo hizo, con tanta entrega y tuvo que delegar a otras p...